Una joya de la modernidad intervenida por KALAM para mejorar su eficiencia energética
La actualización de las edificaciones representativas de nuestro pasado a los estándares contemporáneos siempre presenta una complejidad que necesita ser afrontada desde la experiencia, el conocimiento y los criterios adecuados de intervención. No por estar más cercano en el tiempo uno de nuestros nuevos patrimonios, el del siglo XX, se escapa de ella. Más bien al contrario es uno de los más frágiles por lo reciente de su valoración y conceptualización como tal y porque en muchos casos el carácter innovador de los materiales o técnicas con los que fueron construidos han dificultado su perdurabilidad en el tiempo.
Dentro de las significativas edificaciones de los años 60 que se proyectaron en la Ciudad Universitaria madrileña, destaca este complejo de residencia estudiantil diseñado por el arquitecto Alejandro de la Sota en el que se trató de fundir arte y naturaleza en la envolvente de sus construcciones, a partir de una combinación cromática que logran mimetizar el edificio con el entorno.
KALAM intervino en la envolvente del colegio para mejorar su comportamiento térmico. Para aunar la necesaria actualización con la adecuada conservación de este edificio representativo de nuestro patrimonio del siglo XX fue necesario actuar con sensibilidad y criterio. Se ha utilizado un sistema de inyección de aislamiento en cámaras existentes para aumentar la eficiencia del cerramiento conservando la construcción original. Ha sido necesario sustituir las carpinterías por perfiles actuales en coherencia con las innovaciones realizadas, pero en su fabricación y diseño se ha tenido en cuenta la imagen del conjunto y la solución original de acero. Finalmente para la realización de los trabajos en su característico revestimiento cerámico se realizó un estudio detallado de más de 30 tonalidades matizadas del brillo al mate con una producción artesanal y tratamiento individual de rectificado (más de 120.000 piezas). De esta forma, y con el asesoramiento de la Fundación Alejandro de la Sota, KALAM ha recuperado la piel original del edificio al tiempo que ha mejorado su comportamiento y eficiencia energética.