La arquitectura imperdible del siglo XX, como Gran Vía 27, requiere ser rehabilitada con técnicas y empresas apropiadas, porque en fachadas y rincones insospechados aparecen elementos singulares creados por el gran arquitecto Antonio Palacios con maestros artesanos que atesoró en su trayectoria.
Refuerzos estructurales y nuevas distribuciones, instalaciones de fontanería, electricidad, telefonía, contraincendios, climatización, telecomunicaciones y ascensores, solados de piedra natural y tarimas de maderas nobles y revestimientos interiores completaron su puesta al día pero recuperando su decoración original y funcionalidad, destacando la sustitución de los vidrios curvos de sus bellos miradores instalados durante la Guerra Civil con formas poligonales en el trazado de las carpinterías.