Simposio

SCI-(VI)_reflexiones en torno a la seguridad en el patrimonio

Una vez finalizado el recorrido por los distintos contenidos tratados en cada jornada, queremos destacar en esta publicación algunas de las reflexiones de partida que motivaron la celebración del Simposio Científico Internacional Seguridad en el Patrimonio, que, no sólo se vieron reafirmadas a través de las intervenciones de los distintos ponentes, sino que manifiestan una vez más la pertinencia y necesidad de organizar un encuentro de estas características. De igual forma, avanzamos algunas de las conclusiones emanadas de los contenidos tratados, que se verán complementadas en la siguiente entrada con la presentación Declaración del Círculo.

Los numerosos expertos convocados al simposio han analizado y debatido durante tres días acerca de los riesgos y amenazas relativos a la seguridad en el patrimonio, cuestiones pertinentes para la aportación de soluciones ajustadas y sensatas en la práctica, coherentes con la problemática experimentada hoy en día. Cuestiones tratadas por Ramón Mayo, presidente de KALAM, quien reflexionó sobre las razones que le llevaron a promover un evento específico sobre la Seguridad en el Patrimonio.

El turismo alcanza actualmente cifras inimaginables hace sólo 40 años. Acerca a cientos de millones de personas a otros países, atraídos por su clima, por su historia y por la riqueza de su Patrimonio Natural y Cultural. Todos conocemos la importancia económica de este sector. Para España representa nada menos que el 12% del PIB, siendo el llamado “turismo cultural” cada día más importante en números absolutos, porque revitaliza el territorio, fija y mejora la calidad de vida de sus habitantes y porque, en consecuencia, hace posible la sostenibilidad de nuestro Patrimonio.

No obstante, el turismo masivo puede tener un impacto indeseado sobre el medio natural y llega a producir estragos en el campo de la seguridad, cuestión sobre la que es importante tomar medidas. De igual forma, cabe pensar que los bienes patrimoniales, evidentemente, no fueron concebidos en origen para los turistas del siglo XXI, siempre con su teléfono móvil y hábitos tan peligrosos como pueden llegar a ser los selfies.

Por este motivo, a través de la experiencia en el ámbito cotidiano, de noticias en prensa, en definitiva, de las diversas incidencias relacionadas con la seguridad en el patrimonio que han acontecido a lo largo de décadas de intervención y adecuación de bienes culturales, y coincidiendo con la celebración del 30 aniversario de KALAM, se consideró oportuna la organización de un Simposio Científico Internacional en el que se plateasen ideas y reflexiones con el objetivo de proponer medidas para hacer más seguro el patrimonio construido.

Entre otras propuestas, se debería contemplar la limitación de los circuitos en ciertos monumentos, no siendo necesario el acceso forzado a todos los rincones del bien, o la seguridad como tema de proyecto en las intervenciones que se lleven a cabo en los edificios históricos, integrando esta cuestión de forma coherente y respetuosa con el monumento.

Un acuerdo de mínimos, unas recomendaciones para que las organizaciones internacionales en el campo del Patrimonio Cultural trasladen a los responsables y gestores de los edificios históricos la conveniencia de revisar los elementos del edificio que entrañan peligro o, cuando menos, aprovechar los medios auxiliares utilizados en el desarrollo de las obras de rehabilitación para revisar o instalar elementos tan necesarios como pararrayos o líneas de vida que permitan a técnicos y operarios acceder en el futuro con mayor seguridad a ese lugar difícil o peligroso. Es muy sorprendente que en la mayoría de las licitaciones públicas a las que concurrimos, obras en las que por supuesto se prescribe la colocación de andamios para las fachadas y cubiertas junto con los trabajos de rehabilitación pertinentes, no se incluya por defecto algo tan económico y que, como su nombre indica, puede ser vital, como estos elementos de seguridad.

Los monumentos tienen hoy día un uso muy distinto de aquel para el que se diseñaron y la presión del turismo (a veces verdaderamente invasivo), sin una adaptación normativa adecuada en cuanto a accesibilidad, iluminación, señalética, etc., nos exige más atención y una puesta al día para la seguridad. Podríamos decir que en estos 20 últimos años se ha hecho un gran esfuerzo por poner en valor nuestro Patrimonio Cultural, desde los grandes monumentos a los modestos testimonios de nuestra arquitectura vernácula, del Patrimonio Industrial a los más emblemáticos yacimientos arqueológicos. Nos hemos ocupado de hacerlos accesibles, pero ahora debemos analizar la casuística actual para hacerlos también más seguros.

Al igual que en el ámbito de la Prevención de Riesgos Laborales se destina usualmente, como sucede en España, entre el 1 y 3 % del importe del presupuesto de intervención a cubrir las necesidades técnicas en este ámbito, sería conveniente establecer un consenso entre los distintos organismos, instituciones públicas y privadas, empresas, profesionales y otros agentes de la gestión del patrimonio mundial, para lograr el compromiso de destinar un 2 % para lo descrito, en un porcentaje ajustable o gradual en función de la entidad de la intervención, o para invertir esa cifra en el desarrollo de los estudios previos que abran el camino a la actuación definitiva. Propuestas similares se podrían dirigir a una mejora de la normativa.

Por este motivo, el encuentro fue también el marco de presentación de un informe sobre el estado de las condiciones de seguridad en el patrimonio cultural español encargado específicamente desde la organización del Simposio al grupo de investigación LoCUS de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid con motivo de la organización del evento. Este informe arroja luz sobre el estado de monumentos y yacimientos arqueológicos en una muestra representativa a través del análisis de los Bienes de Interés Cultural en el total de las 17 comunidades autónomas y de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, presentando varias conclusiones de interés a destacar.

El estudio contemplaba una muestra estratificada de 402 encuestados sobre una base de más de 13.000 Bienes de Interés Cultural (BICs) registrados, tanto incoados como declarados. Esta información se ha elaborado a través de un cuestionario planteado a las instituciones pertinentes y a los responsables de los bienes, a los que, a su vez, se les han comunicado los resultados derivados del análisis desarrollado. Cabe destacar que, según datos del informe, del total de encuestados contactados, casi un 15% ha declinado responder al cuestionario.

Asimismo, este cuestionario se entiende como una plantilla de trabajo de partida que puede servir de base para estudios análogos a nivel internacional, tanto en los países representados por los conferenciantes e invitados al simposio, como aquellos que no hayan podido acudir. De esta forma, se quiere animar a una profundización en esta materia que permita la identificación en los diversos países de cuestiones fundamentales para la casuística particular del patrimonio cultural en materia de seguridad y prevención de riesgos y para materializar las necesidades concretas de sus bienes a través de datos aportados por estudios similares. Y en consecuencia, como instrumento de trabajo compartido, vamos a enviar esta plantilla a todos los países de la ONU que hayan adoptado convenciones en materia de patrimonio alrededor de la UNESCO y que tengan entre sus competencias en patrimonio cultural cuestiones o necesidades relacionadas con la seguridad tanto de los bienes como de las personas.

Entre las cuestiones planteadas por la encuesta, destacan aspectos interesantes, como la autoevaluación del estado de conservación del bien por parte de sus responsables, el tipo de riesgo que implica su condición de preservación, o los problemas más frecuentes que motivan dichos riesgos.

Ocupa el primer lugar en número de bienes registrados Andalucía representando un 20,1 % del conjunto de la muestra, lógicamente tanto por su extensión territorial como por la riqueza patrimonial de sus vestigios histórico-culturales. Muchos dirían que el segundo puesto lo podrían ocupar las comunidades de Cataluña o de Castilla y León y, sin embargo, el estudio precisa que la segunda posición en número de bienes culturales registrados la ocupan las Islas Baleares con un 17,6% de la muestra (si bien la mayor parte de los mismos corresponden con yacimientos arqueológicos).

Aunque el estudio se centra en bienes culturales en el marco territorial español (así como en el análisis de la legislación y de los planes y programas nacionales), también ocupa una parte de su espacio al análisis comparado de las recomendaciones y de la casuística del ámbito internacional, en cuanto a planes de actuación en países como Francia, Suiza, Turquía, Canadá o el ámbito latinoamericano. De igual forma, se dedica una atención especial al registro de publicaciones en prensa sobre seguridad en el patrimonio cultural, analizando cuantitativamente las noticias de acuerdo al aspecto específico de la cuestión sobre el que se centran, siendo el mayor porcentaje el correspondiente a las focalizadas en restauración, vandalismo o robos y expolios.

Por otra parte, de la entrevista realizada a los responsables de los BICs, destacan ciertos resultados, como que sólo un 22 % de los bienes abiertos al público para su visita disponen de medidas de seguridad para garantizar la plena accesibilidad, o que un 64 % del total de la muestra no han sido nunca rehabilitados ni restaurados, según datos extraídos de este estudio.

De igual forma, en virtud de la voluntad que ha guiado la celebración del simposio, se ha redactado la “Declaración del Círculo” con la supervisión del Comité Científico del evento y la aportación de sugerencias por parte de los ponentes y comunicantes, así como de los asistentes que así lo han estimado oportuno. Este documento, que toma su nombre de la sede en la que se celebra el Simposio, el edificio del Círculo de Bellas Artes de Madrid, tiene como finalidad establecer una serie de criterios relativos a la seguridad en el patrimonio cultural, que sirvan de base para la gestión e intervención en los bienes culturales, así como para la necesaria adaptación y desarrollo normativos. Su contenido definitivo, cuya lectura tuvo lugar en el acto de clausura del simposio, es el resultado de una redacción conjunta, viva e integradora, construida a través del consenso de diversas voces expertas internacionales que le han otorgado una dimensión plural. Un carácter integrador y de experiencias y conocimientos compartidos que ha guiado el conjunto de las actividades realizadas bajo el seno de este evento.

En definitiva, se ha tratado de abordar cuestiones centradas en aquellos edificios y bienes culturales erigidos en otro tiempo y su conservación de forma segura, de acuerdo a las normas posibles de cada lugar, que permitan una visita sin riesgos para los turistas, que acuden a disfrutar de la arquitectura y los paisajes de nuestro patrimonio cultural, así como para los usuarios, trabajadores y viandantes que habitamos nuestros espacios públicos y privados. La conservación de los bienes culturales debe asegurar que ningún transeúnte corra riesgo o peligro debido a la integridad o estado de conservación del monumento. En este sentido, la organización del simposio está muy satisfecha por la extraordinaria respuesta que ha tenido el evento, tanto en la participación de reputados profesionales a nivel internacional, como en la buena acogida por parte del público asistente, así como en la extraordinaria calidad de los contenidos mostrados y de los debates planteados.

En conjunto, de lo que hemos vivido en estos días del Simposio e incluso lo que hemos conocido durante su coordinación a través del registro de inscripciones y las motivaciones que nos trasladaron sus más de 350 inscritos, es un tema de gran interés para el público especializado que asistió, en su mayoría profesionales en activo del campo de conservación del patrimonio del sector público y privado. Aun arrancando con el estudio, que arroja que quedan aspectos que mejorar en garantizar la seguridad de forma compatible con la conservación de nuestro valioso patrimonio, a través de los debates y exposiciones acontecidas en el transcurso, pudimos ver una gran cantidad de buenas prácticas y referentes que ya se están realizando en nuestro país y en el ámbito internacional. Se trataron casos como la Mezquita Catedral de Córdoba, La Alhambra de Granada, diferentes lugares en Marruecos, Irán, Italia, Portugal, Chile, Perú, Estados Unidos, entre otros, una visión internacional que nos permitió compartir experiencias en torno a las líneas temáticas y objetivos planteados.

La lectura y aprobación de la Declaración del Círculo fue un broche de oro para este encuentro que anhela contribuir a esta voluntad compartida que busca seguir mejorando y apostando por incrementar la seguridad de este valioso legado para el disfrute de todos en el presente y futuro. Con diferentes casuísticas, desarrollo desigual de la normativa, de la concienciación social sobre el patrimonio, etc. no es otro sino este: el del compartir conocimiento, un camino importante a seguir para mejorar globalmente la seguridad en nuestro patrimonio. Cómo se repitió en diferentes ocasiones, prevención, formación, concienciación y sentido común son algunos de los temas claves a abordar, y esperamos podamos seguir tratándolos en futuras ocasiones y que el eco de lo acontecido estos días tenga un reflejo en las acciones que se pongan en práctica desde este momento.

A lo largo del simposio, los asistentes han sentido que disfrutaban del conocimiento compartido con colegas y otros especialistas, todos ellos activistas a favor del patrimonio cultural, aprendiendo unos de otros, y convirtiendo el evento, de esta forma, en un celebrado seminario sobre Seguridad en el Patrimonio y sobre los valores que este nos implica, también, como ciudadanos.

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